Para hablar sobre qué es una ciudad inteligente o smart city y entender sus dimensiones es necesario abordar varios factores.
En primera instancia, es necesario comprender las ciudades como sistemas complejos que requieren de servicios e infraestructuras que faciliten la interacción entre personas y el entorno urbano, así como la regulación e integración de los elementos que la componen para generar un ambiente óptimo para la vida humana.
Se estima que en América Latina para el 2050, el 89% de la población vivirá en ciudades, por lo que es necesario encontrar nuevos mecanismos y fórmulas para construir mejores ciudades y una de las fórmulas que más se están analizando se relacionan con la propuesta de ciudades inteligentes.
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¿Qué es una ciudad inteligente?
Al ser un concepto relativamente nuevo, no hay un consenso sobre qué es una Ciudad Inteligente y su definición se encuentra en constante evolución, especialmente debido a la velocidad de la evolución tecnológica en la actualidad.
El concepto más aceptado de ciudad inteligente integra las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y varios dispositivos físicos conectados a la red de Internet de las Cosas (IoT) para optimizar la eficiencia de las operaciones y servicios de la ciudad y conectarse con los ciudadanos.
Principales dimensiones de las ciudades inteligentes
Como en cualquier sistema complejo, y especialmente tratándose de grandes agrupaciones de personas que requieren múltiples servicios de soporte, las ciudades inteligentes integran múltiples dimensiones, elementos y factores, se identifican tres dimensiones comunes.
- Implementación tecnológica.
- Mejora de servicios urbanos e infraestructura.
- Mejora de la gestión gubernamental.
Tecnología en la ciudad inteligente
El uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha transformando el mundo actual y los paradigmas de interacción entre las personas, las empresas, los gobiernos y sus instituciones.
Este proceso de transformación se ha profundizado con la creación de servicios por Internet, que han generado nuevas experiencias y expectativas por parte de los consumidores y ciudadanos.
Así, la ciudad inteligente integra infraestructuras y servicios gestionados con tecnologías de información y comunicación, mecanismos para el aprendizaje y el fortalecimiento del tejido social y mejoras en la gobernanza para facilitar las interacciones entre los ciudadanos y las instituciones.
En la gestión urbana, esta transformación genera desafíos inaplazables que exigen ajustes estructurales que permitan a las empresas, instituciones y comunidades locales adaptarse a los nuevos escenarios, enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que genera la incorporación de servicios digitales en la construcción de mejores relaciones entre el gobierno y la sociedad, basadas en la experiencia de los ciudadanos locales y los turistas como usuarios de la infraestructura y los servicios públicos.
Mejora de servicios urbanos e infraestructura
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el Desarrollo Humano Sostenible debe ser el objetivo central de los países en desarrollo para enfrentarse a los retos económicos, sociales y ambientales del siglo XXI.
Uno de los principales objetivos de las ciudades es brindar un entorno adecuado para el desarrollo y la interacción de los ciudadanos.
En este contexto, la entre los principales servicios e infraestructuras que se buscan mejorar con la aplicación de tecnología en las ciudades se encuentran:
- Abastecimiento de agua adecuado.
- Suministro asegurado de electricidad.
- Saneamiento, incluida la gestión de residuos sólidos.
- Movilidad urbana eficiente y transporte público.
- Viviendas asequibles, especialmente para personas con baja capacidad adquisitiva.
- Robusta conectividad de tecnologías de la información y digitalización.
- Seguridad y vigilancia para la reducción del crimen.
Gobernanza, participación y mejora de la gestión gubernamental
La tecnología de ciudad inteligente permite a los funcionarios de la ciudad interactuar directamente con la infraestructura de la comunidad y la ciudad y monitorear lo que está sucediendo en la ciudad y cómo está evolucionando.
En este tipo de ciudades, se utilizan las TIC para mejorar la calidad, el rendimiento y la interactividad de los servicios urbanos, permitiendo una reducción en costos costos y consumo de recursos, lo que incrementa la eficiencia al tiempo que se facilita el contacto entre los ciudadanos y el gobierno.
Por otro lado, las aplicaciones tecnológicas para las ciudades inteligentes promueven una mejor capacidad de respuesta para gestionar los flujos urbanos, la demanda de servicios y permitir respuestas en tiempo real, tanto en la cotidianidad como en situaciones de emergencia.
Así, a través de la aplicación de distintos elementos tecnológicos y digitales, una ciudad inteligente puede estar más preparada para responder a los desafíos que una con simples relaciones transaccionales con sus ciudadanos.
Después de todo, en materia de gobernanza, articulación de los actores y participación ciudadana, tanto a nivel público como privado y social, se requiere de la participación empoderada de los participantes o stakeholders de las comunidades involucradas.
Antecedentes de las ciudades inteligentes
Desde alrededor de los años noventa, se comenzaron a trazar los antecedentes para definir qué es una ciudad inteligente.
El primer concepto era más limitado y definía la comunidad inteligente como aquella que toma una decisión consciente y acordada de implementar la tecnología como catalizador para resolver sus necesidades sociales y comerciales.
En castellano, en el 2004 se comenzó a hablar en españa sobre las ciudades digitales, que posteriormente adoptaría el concepto de ciudad inteligente a partir de las tendencias en inglés, definidas como “Smart Cities”.
Componentes de las ciudades inteligentes
Para evolucionar los espacios urbanos hacia el nuevo paradigma de ciudades inteligentes, es necesario gestionar el desarrollo de capacidades a través de programas de aprendizaje que trascienden a los tradicionales que no han logrado adaptarse a los rápidos cambios tecnológicos y las necesidades evolutivas de la población para gestionar su propio desarrollo.
Las nuevas tendencias, incorporan el pensamiento de diseño, la innovación y el emprendedurismo como puntos centrales de la formación para impulsar el desarrollo humano sostenible.
Sin embargo, debido a las brechas entre las capacidades y conocimientos técnicos y conceptuales de distintos actores que inciden en el ámbito urbano, suelen presentarse divergencias entre las expectativas y la participación de la población, y el rol habilitador de las instituciones.
Principales retos de las ciudades inteligentes
Como en la mayoría de las tecnologías emergentes del siglo XXI, el derecho a la privacidad se identifica como uno de los principales factores en riesgo de su implementación y en varias ciudades se han generado movimientos ciudadanos en contra de nuevas implementaciones con argumentos relacionados.